La música de Taylor Swift transforma escenas clave en la serie y, al mismo tiempo, actúa como puente emocional con los fans, convirtiéndose en una jugada maestra de marketing audiovisual

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Música, emociones y marketing
Las series juveniles no solo cuentan historias, construyen experiencias. The Summer I Turned Pretty (‘El verano en que me enamoré’, Amazon Prime, 2022), basada en las novelas de Jenny Han, se ha convertido en uno de los fenómenos más potentes de los últimos años gracias a un cóctel de romance, nostalgia millennial y una estrategia musical brillante. Lo que diferencia a esta serie de otras de su estilo es que, aunque aparentemente está orientada a adolescentes, podemos encontrar personas de cualquier edad que la están disfrutando tanto o más que los jóvenes.
¿Cómo es posible que una serie de adolescentes pueda interesar también a tantos adultos? La respuesta es sencilla: la autora escribió la trilogía de novelas entre los años 2009 y 2011 cuando tenía apenas 30 años, por lo que existen muchísimas referencias culturales en la serie que entienden y disfrutan mejor los millennials que la Generación Z. Estas alusiones se mezclan también con la cultura pop actual para que los y las jóvenes se sientan reflejados y rflejadas. Al fin y al cabo, todos hemos sido adolescentes, por lo que entendemos lo que están viviendo sus protagonistas, Belly, Conrdad y Jeremiah: el primer amor, el primer desamor y las primeras experiencias.
Ejemplos claros de que la serie está dirigida a un público de edad variada los encontramos claramente en la música. Suenan tanto canciones de artistas Z, como Olivia Rodrigo, Billie Eilish y Sabrina Carpenter, como de Red Hot Chili Peppers, Fleetwood Mac o The Beatles. No obstante, una de las claves más fuertes de esta estrategia es Taylor Swift.
Suma un gran número de canciones, no solo en cada temporada de la serie, sino en cada capítulo. Son parte de la narrativa, guían las emociones de los personajes y, al mismo tiempo, son el imán más poderoso para el fandom. Es la unión perfecta entre narrativa audiovisual y marketing musical.
Taylor Swift como narradora
Las canciones elegidas para la serie tienen un papel muy concreto: poner voz a lo que los personajes no dicen. Momentos de amor adolescente, dudas, rupturas o reencuentros adquieren un peso emocional mayor porque la cantante ya ha contado esas historias en su música. Por ejemplo, cuando suena “This Love (Taylor’s Version)”, la letra funciona como espejo de los sentimientos de Belly, atrapada entre el recuerdo y la esperanza. En otra escena, “Lover” convierte una conversación cotidiana en un instante cargado de magia. Para los fans de Taylor Swift, estas canciones no son solo melodías: son relatos ya interiorizados. La serie se apoya en ese bagaje emocional para intensificar su propia narrativa.
El marketing detrás de la elección musical
No es casualidad que Jenny Han sea fan confesa de Taylor Swift. La elección de sus canciones obedece tanto a un criterio narrativo como a uno de marketing. Swift es uno de los nombres más potentes en la industria musical y su fandom es una de las comunidades más activas en redes sociales. Al integrar su música, la serie garantiza conversación online, playlists virales en Spotify y TikTok, y un vínculo directo con una audiencia que ya está entregada a cada lanzamiento de la artista.
De hecho, cada temporada se estrena casi como un evento musical: los trailers con canciones de Swift generan expectación no solo por la trama, sino por la banda sonora. Es un ejemplo perfecto de sinergia entre industria audiovisual y musical.
La música como identidad de marca
Uno de los grandes logros de The Summer I Turned Pretty es haber convertido su banda sonora en parte de su identidad. Así como Euphoria (HBO, 2019) es inseparable de su estética visual, esta serie no se entiende sin las canciones de Taylor Swift.
La música aporta coherencia tonal: transmite nostalgia, romanticismo y vulnerabilidad. Al mismo tiempo, da a la serie una firma reconocible. En un mercado saturado de dramas juveniles, esta elección la diferencia y la hace memorable.
Cómo la música potencia la narrativa emocional
En términos narrativos, la música de Taylor Swift actúa como un amplificador. Sus letras hablan de amores imposibles, amistades que se transforman y el paso del tiempo: exactamente los temas que articulan la serie.
- Canciones como espejos emocionales: cada tema subraya lo que sienten los personajes, desde la euforia del primer beso hasta la tristeza de una despedida.
- Canciones como transiciones narrativas: las letras permiten saltar de un estado emocional a otro sin necesidad de diálogos explícitos.
- Canciones como refuerzo temático: la música conecta con el imaginario colectivo de la adolescencia y el verano, reforzando la atmósfera nostálgica.
La viralidad como estrategia y el fenómeno transmedia
La integración de canciones de Swift no solo impacta dentro de la serie, sino fuera de ella. Los fans crean vídeos en TikTok con las escenas y las canciones, se graban reaccionando a determinados momentos, hacen memes y todo esto multiplica la visibilidad de la serie. Es una campaña de marketing encubierta: sin necesidad de grandes inversiones en anuncios, la propia audiencia se convierte en altavoz. Al final, la música se vuelve motor de viralidad y un argumento de fidelización.
De esta manera, la experiencia se extiende más allá del capítulo semanal: se convierte en un ecosistema donde la música es el hilo conductor. Es la aplicación práctica de lo que se enseña en cursos de marketing audiovisual: cómo un producto puede crecer al integrar inteligentemente recursos culturales que ya tienen un fandom consolidado.
Música, marketing y emociones en sintonía
The Summer I Turned Pretty ha demostrado que una buena estrategia musical puede ser tan importante como un buen guion. La música de Taylor Swift no solo enriquece la narrativa: refuerza la identidad de la serie, multiplica su alcance en redes sociales y fideliza a la audiencia.
En una industria donde los productos audiovisuales compiten por la atención constante, la elección de la banda sonora se ha convertido en un arma narrativa y de marketing a la vez. Y en este caso, ha sido un movimiento maestro.

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