Entre saltos temporales, generaciones y conflictos familiares, This Is Us logra lo más difícil: que todo encaje con naturalidad. Una serie que emociona porque se siente viva, cercana y real

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El arte de contar muchas vidas sin perder el hilo
Hay series que buscan sorprenderte, y otras que simplemente quieren acompañarte. This Is Us pertenece a la segunda categoría, pero lo hace con una complejidad narrativa poco común. Habla de una familia, los Pearson, pero también de todas las familias. De cómo las vidas se cruzan, se repiten y se transforman con el tiempo.
La serie abarca décadas, generaciones y un sinfín de tramas que podrían ser un rompecabezas imposible, y sin embargo, todo fluye con una naturalidad asombrosa. Cada episodio salta en el tiempo (pasado, presente y futuro) sin que el espectador se pierda. Esa claridad es el resultado de un trabajo de montaje y estructura de guion que hace que lo que podría ser un caos tenga una armonía natural.
Un montaje que construye conexiones
Uno de los grandes aciertos de This Is Us es que no usa los saltos temporales como truco, sino como lenguaje. El montaje no está pensado para confundir, sino para conectar. Cada transición entre épocas está cargada de sentido emocional, a veces basta con un gesto, como una mano que se posa sobre un hombro en el presente y otra idéntica en el pasado, para tender un puente invisible entre momentos separados por décadas. Es un montaje que no obedece al tiempo, sino a la emoción.
El color y la luz como memoria
La claridad narrativa de This Is Us no depende solo del montaje. El color y la luz tienen un papel esencial para que el espectador se oriente sin pensar en qué año y trama se encuentra. El pasado se construye con tonos cálidos y luz natural, casi dorada, que transmite la nostalgia de los buenos recuerdos y representa a la perfección los años setenta. El presente tiene una paleta más fría, con contrastes más definidos: es el tiempo de las responsabilidades, las dudas, las heridas abiertas. Y el futuro, cuando aparece, se muestra con una iluminación más neutra, limpia, como si simbolizara reconciliación.
Estos matices no están ahí solo para distinguir épocas, sino para despertar emociones. Cada tono funciona como una capa de memoria, lo que fue, lo que es y lo que aún queda por entender.
Ya desde el primer episodio, This Is Us deja claro que su manera de contar no será lineal. La serie juega con el espectador, presentando varias historias que parecen ocurrir al mismo tiempo hasta que, al final, todo encaja y entendemos que no estamos viendo líneas paralelas, sino momentos separados por décadas. Esa revelación cambia por completo la percepción del relato: de repente, comprendemos que el tiempo no es un límite, sino una herramienta narrativa.
Es un comienzo brillante porque no solo sorprende, sino que establece las reglas del juego para el resto de la serie. This Is Us nos enseña desde su primer episodio que todo está conectado, incluso cuando no lo parece, y que las emociones pueden cruzar los años con la misma naturalidad con la que saltamos de una escena a otra.

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Personajes que crecen frente a nosotros
El atractivo más evidente de This Is Us no es el técnico, sino el humano. Ver crecer a los Pearson es como acompañar a alguien durante toda su vida. La serie logra mostrar el paso del tiempo sin romper la conexión con sus personajes. El montaje es, de nuevo, clave para ello. Las escenas del pasado no son recuerdos aislados, sino piezas que explican quiénes son los personajes en el presente. Cada salto temporal tiene un propósito emocional y no se trata de “mirar atrás”, sino de entender de dónde vienen sus decisiones.
Por qué seguimos pensando en los Pearson
This Is Us permanece porque habla de emociones reales. No hay distancia entre los Pearson y nosotros: todos cargamos con historias, heridas y recuerdos que nos definen. En una serie con tantas tramas y personajes, es casi inevitable verse reflejado en alguno de ellos.
La empatía que despierta no nace del drama, sino de la verdad. Cada gesto, cada diálogo y cada silencio están sostenidos por interpretaciones que parecen vividas más que actuadas y entre el talento del reparto, el guion preciso y la forma en que todo se entrelaza sin esfuerzo aparente, This Is Us se gana algo más que tu atención, se gana tu cariño.
Quizás por eso, cuando termina un episodio, no sientes que has visto una serie, sientes que has compartido un trocito de vida con personas que, por alguna razón, ya no te parecen tan lejanas.

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