La conexión entre los personajes de Connell (Paul Mescal) y Marianne (Daisy Edgar – Jones) en ‘Normal People’ está marcada por la intimidad y las emociones que sienten y se permiten mostrar. Su narrativa va más allá de lo romántico; la vulnerabilidad, la soledad y sus inseguridades son piezas clave en este vínculo que parece obra del destino

Imagen generada por IA.
‘Normal People’ (2020) es una adaptación de la novela homónima de la irlandesa Sally Rooney publicada en 2018. La historia se centra en la relación de Connell y Marianne en Sligo, un pueblo del oeste de Irlanda. Se trata de un drama romántico que manifiesta cómo la generación milenial sigue estancada entre el mundo adolescente y el adulto. Un primer amor imposible; él un deportista popular y rodeado de gente, ella la lista de la clase, solitaria e independiente.
El fondo más allá de una etiqueta
El relato de ‘Normal People‘ es sencillo, ya que durante su desarrollo los protagonistas crecen, avanzan y aprenden a vivir. Puede parecer un producto contado ya en anteriores ocasiones, sin embargo se presenta único por sus matices. La profundidad y el realismo que transmiten son lo que más atraen al espectador, y desde febrero de 2025 la podemos disfrutar en RTVE Play.
Lo que más simboliza a la serie es su capacidad para representar la vida cotidiana de manera autentica, que es poco común en las series contemporáneas. En su narrativa no se recurre a unos dramatismos exagerados ni forzosos. Se enfoca en las emociones y los conflictos de los personajes, en los que la audiencia puede verse reflejada. La unión de Connell y Marianne está estructurada en base a sus experiencias: su vulnerabilidad e inseguridades que moldean su comportamiento.
La salud mental está muy presente también en la narrativa. Trata la ansiedad por la necesidad de pertenecer a algo, la depresión tras una pérdida de alguien cercano y el maltrato psicológico y físico en relaciones tóxicas (de cualquier tipo). En este caso, este realismo está muy bien reflejado con la estética visual, la fotografía, e incluso su banda sonora.
Hay una cierta atención a detalles insignificantes que son los que la diferencian de otras obras. No solo refuerza esta credibilidad, sino que también ayuda a que las emociones y los sentimientos traspasen la pantalla. Esta conexión de la que hablamos es compleja y se consigue que el espectador la entienda y comparta a través de escenas sutiles.
Sensibilidad visual en ‘Normal People’
La fotografía y la iluminación en la serie tienen un papel clave para construir esa intimidad y suavizar cada momento, pero permite que al mismo tiempo el espectador comprenda lo que sienten Connell y Marianne. El color está integrado en la narrativa y es un elemento más dentro de la historia que se cuenta. La delicadeza usada en la iluminación muestran un mundo auténtico, lo que nuestros ojos perciben es único.
Durante toda la obra, los primerísimos planos refuerzan la cercanía con los protagonistas, mientras que los planos detalle fortalecen la información que se está transmitiendo. Estos planos tan cerrados son muy forzados, tanto que parece que invaden su espacio personal, pero son importantes para entender lo que están sufriendo.
La poca profundidad de campo también es destacable, sirve para ilustrar la intimidad tan recurrente, que podemos ver sobre todo en las escenas de sexo y las conversaciones tan intensas que tienen entre la pareja. También muestran la cercanía que existe entre ellos y lo separados que están del resto del mundo, incomprendidos cada uno en su perspectiva. Sin embargo, cuando se dejan ver en grupo, se sienten atraídos y normalmente aparecen encuadrados en los planos: en su propio mundo, en ese que comparte e idealizan.
Las barreras visuales también son un recurso bastante utilizado durante la narrativa de ‘Normal People’, todo elemento que refleja, como un cristal o un espejo, o que, por el contrario, oculta lo que hay detrás, funciona como símbolo de soledad y desconexión. Además, la simetría estructural entre los personajes es evidente, ya que en ocasiones tienen narrativas paralelas que culminan en un punto central donde se produce un reencuentro. Algo curioso que ocurre también mientras que se desarrolla la historia, es que durante la época de la universidad, los roles se cambian. Marianne adopta ese papel sociable, mientras que Connell se presenta con planos mucho más individuales expresando ese aislamiento.
Leer también
Tal y como se ha mencionado, los colores que utilizan son sumamente importantes para explicar las emociones de cada momento. El vestuario y el tono de la escena también siguen esta colorimetría, por ejemplo con el azul de Marianne cuando se muestra distante o no conecta consigo misma. En otros momentos colores más cálidos, como el rojo o el amarillo, exponen la felicidad y la tranquilidad en la que se encuentra. Al igual que pasa con Connell, incluso siendo el más popular del instituto, ya que no encuentra razones por las que se siente tan fuera de lugar.

Imagen generada por IA.
El cambio de etapas durante ‘Normal People’ es importante durante toda la ficción y se manifiesta también a través del color. En la universidad los colores son más cálidos e intensos, y durante el capítulo de las vacaciones de Italia los tonos son más brillantes y nítidos. Esto también se representa al final porque sugieren un periodo de alivio o momentos temporales de estabilidad.
Sonidos irlandeses como banda sonora
La banda sonora de ‘Normal People’ es una herramienta más en la narrativa de las emociones de los protagonistas. Se utiliza como ‘lenguaje emocional’ paralelo, ya que con canciones indie y folk irlandés se traducen los sentimientos de Connell y Marianne. Lo que ellos no son capaces de expresar se completa con la música.
Los momentos de vulnerabilidad están acompañados por canciones lentas, voces suaves y guitarras melódicas, se convierten en un diálogo sin palabras de la conexión de los personajes. Existe una convergencia entre temas clásicos de artistas, como Nick Drake o Elliot Smith, y éxitos contemporáneos interpretados por cantantes como Selena Gómez o Carly Rae Jepsen. La música se integra en la historia porque el espectador ya ha tenido ocasión de conocer a los protagonistas, este recurso permite que la audiencia conecte con su interior.
Hay escenas importantes en la ficción que incorporan composiciones musicales para reflejar melancolía y romanticismo en estado puro. Por ejemplo, en el primer encuentro sexual entre Connell y Marianne, uno de los momentos más trascendentales de la narrativa, destaca la belleza y la incomodidad inicial gracias a Imogen Heap con Hide and Seek (2005). A medida que los sentimientos de la pareja no pueden ocultarse, Elliot Smith aclara cierta imperfección a través de Angeles (1997). Durante el desarrollo de ‘Normal People’, la música irlandesa rebosa en su banda sonora, la máxima expresión de amor en ocasiones es representada por Lisa Hannigan.
El uso concienzudo de la música refuerza la estética visual, son temas perfectos para el retrato de la imagen naturalista, suave y con tonos apagados que caracteriza a la serie. Sin embargo, los silencios también son importantes, tienen la misma importancia que las melodías, así permite a los gestos o las respiraciones poseer un papel fundamental en la narrativa. La carga emocional que existe en toda la obra se construye en base a una combinación de pausas expresivas, un diseño sonoro minimalista y la elección acertada de canciones que aportan profundidad y realismo, algo que se busca desde el inicio.

