Voces maestras: la dirección de arte como corazón visual de una ficción
La dirección de arte es mucho más que diseñar decorados: es construir mundos, definir atmósferas y dar identidad a las historias. Y de eso trata el episodio de Voces Maestras que analizamos hoy
En esta entrega de Voces Maestras, tres referentes del sector —Pilar Revuelta (ganadora del Óscar por El laberinto del fauno), Carmen Albacete (directora de arte en películas, series y videoclips) y Pepe Domínguez (director de arte de series como 30 Monedas, Los Japón o El Ministerio del Tiempo)— revelan cómo nace el lenguaje visual de una producción, qué decisiones marcan su diseño y cómo se articula un departamento fundamental para cualquier obra audiovisual.
Leer, interpretar y transformar: el punto de partida de la dirección de arte
El trabajo comienza siempre con una lectura profunda del guion. Para Pilar Revuelta, esa primera impresión es determinante: permite identificar el tono, el género y la carga emocional del proyecto. A partir de ahí se abre un proceso de documentación exhaustivo —desde referentes históricos hasta iconografía artística o arquitectura— que sirve para construir un imaginario coherente.
Carmen Albacete destaca que, desde el inicio, el director de arte debe preguntarse qué necesita realmente la historia. No se trata solo de decorar, sino de comprender la psicología de los personajes y el mundo que habitan, buscando conexiones entre luz, color, materiales y narrativa.
Pensar en imágenes: del concepto al diseño
La dirección de arte convierte ideas abstractas en espacios físicos. Revuelta explica que lo primero es conceptualizar, decidir el estilo visual y establecer una paleta cromática que sirva como columna vertebral estética. Los moodboards, bocetos y maquetas ayudan a visualizar propuestas y a comunicar decisiones al resto del equipo.
Pepe Domínguez subraya que cada proyecto requiere una estrategia distinta: desde un realismo minucioso en una serie de época hasta un enfoque más estilizado o metafórico en proyectos de fantasía o terror. En todos los casos, la diseñadora de producción —o director de arte— es quien marca el tono visual global.
Un departamento coral: carpintería, ambientación, construcción y más
La dirección de arte no es un oficio en solitario. Los tres profesionales coinciden en que, detrás de cada plano, hay un engranaje complejo: constructores, ambientadores, pintores, atrecistas, carpinteros, ilustradores, diseñadores gráficos y un largo etcétera de especialistas.
Carmen Albacete destaca la importancia del diálogo constante: “Todo el equipo debe compartir la visión del proyecto. Si no trabajamos en la misma dirección, se rompe la unidad estética”. Para los tres, el departamento de arte debe funcionar como un ecosistema: cada perfil aporta una pieza esencial para construir la atmósfera final.
La importancia del espacio como personaje
Uno de los principios clave que mencionan es que los espacios hablan. Un salón, una cocina, un dormitorio o una calle pueden contar más sobre un personaje que su propio diálogo. Revuelta insiste en que el director de arte debe pensar cada localización como si fuera un personaje más: qué siente ese espacio, qué historia guarda, qué emociones evoca.
En producciones de época, el reto se multiplica: documentar, reconstruir y adaptar los espacios exige una precisión casi arqueológica. En proyectos contemporáneos, el desafío pasa por elegir objetos significativos y crear ambientes que reflejen identidad, conflicto o evolución.
Del diseño al rodaje: cuando el arte se pone a prueba
Construir un decorado no garantiza que funcione en cámara. Pepe Domínguez explica que el rodaje es la fase donde las ideas deben demostrar su eficacia: colores que cambian bajo ciertos tipos de luz, texturas que no se leen bien en plano, objetos que reflejan más de lo debido… La dirección de arte debe resolver estos problemas en tiempo real.
Además, el equipo está presente durante toda la grabación para ajustar detalles, mover elementos, corregir fallos de continuidad y asegurar que cada plano respete la coherencia visual definida en preproducción.
Arte y presupuesto: creatividad bajo límites
Todos coinciden en que el presupuesto nunca es suficiente. Por eso, la dirección de arte es también un ejercicio de creatividad práctica: reciclar decorados, aprovechar materiales, planificar construcciones modulares o reinterpretar espacios reales para convertirlos en ficciones verosímiles. Como resume Albacete: “No es cuestión de tener más dinero, sino de saber contar bien con lo que tengas”.
La dirección de arte exige sensibilidad artística, pero también capacidad de liderazgo, gestión y resolución de problemas. Revuelta, Albacete y Domínguez coinciden en que el mayor reto es dar coherencia a una historia visualmente compleja sin perder personalidad. Su mensaje para quienes empiezan es claro: mirar mucho cine, estudiar la luz, la arquitectura y el color, y sobre todo aprender a observar. Porque, como explican, la dirección de arte es el oficio que convierte lo imaginado en un mundo tangible.