La narrativa audiovisual en ‘El Silencio de los Corderos’

Un viaje al corazón del cine postclásico, donde el silencio, la mirada y la violencia dicen más que las palabras. A través de Clarice y la inquietante presencia de Hannibal Lecter, El Silencio de los Corderos (1991) revela cómo el cine puede hablar sin voz, transformando la imagen y el sonido en un lenguaje capaz de expresar lo innombrable

Imagen creada con IA

La narrativa audiovisual es la forma en que las imágenes, los sonidos y el montaje se combinan para contar una historia y transmitir emociones. No se limita al guion o a los diálogos: cada plano, cada encuadre, cada silencio y cada efecto sonoro construyen sentido. Es, en definitiva, el lenguaje propio del cine y los medios audiovisuales, capaz de mostrar lo que las palabras no siempre alcanzan a decir.

El horror sin velos

El Silencio de los Corderos nos introduce en el terreno del cine postclásico, donde la cámara ya no es neutral ni protectora: se abisma en el horror, fascinada por la violencia. Mientras el cine clásico solía cubrir a las víctimas , como en La Diligencia de John Ford, aquí ocurre lo contrario. Cuando Clarice observa un cadáver, el gesto no es velar el cuerpo, sino descubrirlo, mostrarlo con detalle. La cámara insiste en lo que antes permanecía fuera de campo: uñas rotas, piel marcada, señales de sufrimiento. No se trata solo de un recurso de género, sino de un cambio radical en la manera de narrar.

Clarice frente a las víctimas

Uno de los momentos más intensos llega cuando Clarice examina el cuerpo de una de las jóvenes asesinadas por Buffalo Bill. El relato postclásico no se limita a señalar que la muchacha fue víctima de violencia: nos muestra cómo lo vivió. Clarice, al acercarse al cadáver, no solo analiza como investigadora, también se identifica con ella, empatiza, siente en carne propia lo que esa mujer sufrió. Esa doble dimensión (profesional y personal) convierte a Clarice en un personaje frágil pero decisivo: su implicación emocional es lo que la llevará a resolver el caso.

Imagen creada por IA

Metáforas visuales y sonoras

El film está cargado de metáforas, pero hablaremos de la garganta, que es la central durante toda la historia, teniendo por un lado los ejemplos concretos y por el otro su significado narrativo y simbólico.

Ejemplos concretos

  • La polilla en la garganta de las víctimas: Buffalo Bill introduce el insecto en la boca de las jóvenes asesinadas. No es solo una huella macabra, sino un signo de metamorfosis: la polilla representa el deseo de transformación del propio asesino. Al mismo tiempo, obstruye la garganta, el lugar de la voz, convirtiendo a las víctimas en seres silenciados, privados de palabra.
  • La garganta como pozo: El sótano donde Bill encierra a sus víctimas funciona como una gran garganta. Un espacio vertical, oscuro y húmedo que traga y aísla. Clarice misma aparece al inicio entrenando y escalando con cuerdas desde un pozo, metáfora de su propio ascenso desde el trauma.
  • El silencio de los corderos: El título remite a los chillidos de los animales sacrificados, que Clarice recuerda como un trauma de infancia. Ese sonido de gargantas inocentes degolladas se transforma en metáfora de lo innombrable, de la culpa y del dolor que ella lleva consigo.

Significado narrativo y simbólico

  • La garganta como lugar de lo reprimido: Es el espacio donde se bloquea la voz, lo que no puede decirse. Clarice carga con su propio silencio traumático, igual que las víctimas cuya voz queda sofocada por la violencia.
  • El cuerpo como texto: Las gargantas abiertas o invadidas por la polilla se convierten en mensajes. Hablan aunque ya no haya voz.
  • El doble sentido de lo oral: Para Hannibal Lecter, la garganta también es símbolo de la oralidad en su forma más primitiva y caníbal. El lugar de la palabra se convierte en el lugar del devorar, de la violencia.

En definitiva, las gargantas en la película no son solo un detalle macabro: condensan los grandes temas del relato, el silencio, el trauma, la metamorfosis y el poder destructivo de la violencia, convirtiéndose en uno de los símbolos más potentes de la narrativa audiovisual de El Silencio de los Corderos.

La fuerza del texto audiovisual

El Silencio de los Corderos muestra cómo el cine puede ir más allá de la narración clásica: no solo cuenta una historia, sino que construye un tejido de signos visuales y sonoros que nos interpelan directamente. La importancia de la narrativa audiovisual está en esa capacidad de articular lo visible y lo invisible, lo dicho y lo callado, para crear experiencias que nos conmueven y nos obligan a mirar de otra manera. Analizar un film desde la teoría del texto audiovisual es reconocer que cada plano y cada sonido tienen sentido (todo tiene un porqué), y que ahí reside el verdadero poder del cine: en su capacidad de dejar huella.

Imagen creada por IA

Haz - RTVE Instituto - Hub de formación en contenidos digitales avanzados
Privacy Overview

This website uses cookies so that we can provide you with the best user experience possible. Cookie information is stored in your browser and performs functions such as recognising you when you return to our website and helping our team to understand which sections of the website you find most interesting and useful.