La inteligencia artificial (IA) ya no es una promesa de futuro sino una herramienta del día a día que está transformando la forma en que redactamos, distribuimos y consumimos información. Tanto es así, que se ha integrado en casi todos los procesos de la comunicación, desde la transcripción automática de textos hasta la generación de imágenes o resúmenes

La IA ha llegado para quedarse y, en este nuevo escenario, los y las profesionales de la comunicación que saben cómo aprovechar su potencial tienen una ventaja enorme con respecto al resto. No solo se trata de usar ChatGPT o Gemini para pedir ayuda en el día a día, sino que hay que entender cómo pensar con la inteligencia artificial y, sobre todo, cómo usarla de forma creativa, estratégica y ética.
De herramienta a compañera de trabajo
En la mayoría de las redacciones de todo el mundo, la IA ya está encargándose de las tareas que antes llevaban horas: transcribir entrevistas, resumir informes, analizar datos o probar diferentes enfoques para titular piezas. En comunicación corporativa y marketing se está utilizando para segmentar audiencias, crear contenidos personalizados o automatizar la atención al público, y en las productoras audiovisuales para ayudar a editar vídeos, limpiar audios o generar subtítulos en apenas unos segundos.
Sin embargo, la verdadera transformación tiene que ver con el cambio en la mentalidad de los profesionales. Los comunicadores han entendido que la inteligencia artificial ya no es una mera herramienta, sino una compañera de trabajo. Aquellos que entienden cómo se puede colaborar con ella son los que delegan ciertas tareas mecánicas y se centran en lo realmente importante: la creatividad, la mirada crítica y el criterio ético de un buen periodista.
Aprender a usar la IA
Hace más de una década fue imprescindible para los comunicadores aprender a manejar redes sociales o a interpretar las métricas digitales. El siguiente paso es la alfabetización en inteligencia artificial, porque saber usar un modelo de lenguaje, entender y ser crítico con sus sesgos, diseñar prompts efectivos y evaluar la fiabilidad de un sistema automatizado son algunas de las nuevas competencias profesionales básicas en el sector de la comunicación.
Esta alfabetización en IA no es solo ser capaz de dominar las nuevas herramientas, sino también comprender cómo la inteligencia artificial puede influir en la información y su percepción, además de en la toma de decisiones. De este modo, un buen comunicador que se precie tiene que saber detectar cuándo un texto, imagen o vídeo ha sido generado con IA. También tiene que saber personalizar contenido para que plataformas como Google Discover integren su contenido, puesto que si no estará en desventaja con respecto a los que sí están a la vanguardia.
La IA NO sustituirá a los comunicadores
Aunque hay un miedo recurrente en la profesión sobre si la inteligencia artificial sustituirá a los comunicadores, la respuesta es NO aunque con un «pero», y es que sí va a transformar su papel. Esta tecnología no va a eliminar la necesidad de contar historias, como siempre han hecho los periodistas, sino que va a cambiar cómo se cuentan, ya que ayuda a potenciar la creatividad humana, a multiplicar la productividad y a abrir nuevas posibilidades narrativas.
Aunque se podría usar la IA para crear un primer borrador, el valor de los profesionales reside en su capacidad de verificar, contrastar y contextualizar. Al igual que un creador audiovisual puede recurrir a la generación automática de imágenes o vídeos, pero sigue siendo el responsable de decidir el tono, la intención y la emoción de la historia que quiere transmitir con ese material audiovisual.
Así pues, está claro que las redacciones del futuro más inmediato van a ser híbridas. Los humanos y la inteligencia artificial convivirán y trabajarán mano a mano, y esta dinámica hará que los comunicadores sean más eficientes y más innovadores. La IA no es una moda pasajera, sino que ha llegado para quedarse y hay que aprender a trabajar con ella y sacarla el mayor provecho.

